sábado, 4 de agosto de 2012

CAPÍTULO 12.


12 1 Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: «No les saco gusto». 2Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado. 3Ese día temblarán los guardianes de casa y los robustos se encorvarán, las que muelen serán pocas y se pararán, las que miran por las ventanas se ofuscarán, 4las puertas de la calle se cerrarán y el ruido del molino se apagará, se debilitará el canto de los pájaros, las canciones se irán callando, 5darán miedo las alturas y rondarán los terrores. Cuando florezca el almendro y se arrastre la langosta y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre marcha a la morada eterna y el cortejo fúnebre recorre las calles. 6Antes de que se rompa el hilo de plata, y se destroce la copa de 
oro, y se quiebre el cántaro en la fuente, y se raje la polea del pozo, 7y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio.


8Vanidad de vanidades -dice el Predicador-, todo es vanidad.


Epílogo


9El Predicador, además de ser un sabio, enseñó al pueblo lo que él sabía. Estudió, inventó y formuló muchos proverbios; 10el Predicador procuró un estilo atractivo y escribió la verdad con acierto.
11Las sentencias de los sabios son como aguijadas o como clavos bien clavados de los que cuelgan muchos objetos: las pronuncia un solo pastor.
12Un último aviso, hijo mío: nunca se acaba de escribir más y más libros, y el mucho estudiar desgasta el cuerpo.

13En conclusión, y después de oírlo todo, teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es ser hombre; 14que Dios juzgará todas las acciones, aun las ocultas, buenas y malas.


12,1-8 Frente a la valoración de la vejez en Israel, Qohelet la contempla con tristeza y melancolía. El sentido es claro en conjunto, dudoso en varios detalles. Después de una introducción explícita (1) viene una serie cósmica de meteoros (2) con valor simbólico; sigue la visión de una morada o una granja (3-4) con sus variados personajes; alusiones oscuras entre dos franjas realistas (5), dos imágenes domésticas preparan el enunciado final explícito (6-7), y cierra un colofón (8).



12,1 Es la única vez que el autor usa el término Creador: su recuerdo servirá para aceptar y aprovechar la suerte asignada y los tiempos establecidos. No son malos los tiempos, sino el anciano que no puede disfrutar de ellos.

12,2 La vejez, una noche sin estrellas, un invierno sin sol.

12,3 En el cuadro doméstico, los guardianes pueden ser los brazos y los robustos o valientes pueden ser las piernas o los hombros. Es claro que muelen los molares y dientes y que miran por las ventanas los ojos. Es una casa en que va faltando la vida.

12,4 Las puertas son los oídos, ¿o los labios? (cfr. Eclo 22,27) La acción de moler es masticar; o se para el molino: cfr. Jr 25,10

12,5 Verso dudoso. El almendro florido parece referirse a las canas del anciano; la langosta arrastrándose sería la agilidad juvenil perdida, aunque bastantes comentaristas piensan que se refiere a los órganos sexuales; la alcaparra excitaba el apetito (¿de comer o sexual?).

12,6 Hilo y copa, cántaro y polea son objetos domésticos que asumen valor simbólico. El cántaro que saca el agua del pozo de la vida y la polea que asegura el retorno del agua del manantial no son difíciles de entender. El hilo, ¿es de vestir o de colgar?; la copa, ¿es de beber o de alumbrar? Los griegos hablaban del hilo de la vida que hilan y cortan las parcas.

12,7 Esto no implica supervivencia ni inmortalidad del alma, es simplemente la imagen de Sal 104,30. Véanse 3,21 y Sal 90,3.

12,8 El colofón repite el comienzo (1,2) enmarcando todos los giros de la reflexión. Ahora suena con mayor fuerza y convicción, casi como testamento del pensador.

12,9 Al final del libro, como en la solapa o en la tapa posterior, un editor (alumno respetuoso) ha añadido esta nota biográfica. No le interesa decir cuándo nació o murió su maestro ni dónde vivió, le interesa su profesión y reseñar brevemente sus méritos. Compárese con Eclo 37,22-23. Después describe el género literario y el trabajo de composición. "Proverbio" es la designación más genérica: quizá aluda a 1 Re 5,12 (Salomón). Los tres verbos ponderan la artesanía literaria laboriosa.

12,10 La tarea artesana busca dos cosas: enseñar y agradar. "Omne tulit punctum qui miscuit utile dulcl" (Horacio). ¿Hay algo de apologética en esta nota del editor? Aunque inconformista, Qohelet dijo la verdad; si agrada su estilo, no vale quedarse en él.

12,11 "Aguijadas": el libro ofrece una verdad agradable en la forma, pero agresiva en la intención. Así son las sentencias de los sabios, que espolean y guían al ganado, pinchando un poco. "Clavos": bien clavados en la mente o en la memoria, leves y firmes, pero que aguantan mucha carga de sentido.
El "único pastor': o es el autor -continuando la metáfora de las aguijadas y los aperos colgados-, o es Dios como fuente última de la sabiduría.

12,12 Podría leerse como nueva recomendación del libro por el editor: frente a los muchos libros, más vale quedarse con uno importante. Además, no hay que exagerar la sabiduría (7,16.23) ni el estudio; hay que sacar fruto del trabajo y disfrutarlo.

12,13 El editor abandona la presentación y recomendación del autor para añadir algo por su cuenta. Algo que no concuerda fácilmente con las ideas de Qohelet; se parece más a Ben Sira. El "hombre" se encuentra entre dos sentencias sobre Dios: sus mandamientos por delante, su juicio por detrás. Es su puesto, según el editor.



12,14 Sal 58,12; Rom 2,16. 

CAPÍTULO 11.


El riesgo


111Aunque envíes tu grano por la superficie del mar, al cabo del tiempo lo recobrarás; 2aunque lo dividas en siete o en ocho partes, no sabes las desgracias que pueden suceder en la tierra. 3Si las nubes van llenas, descargan la lluvia sobre el suelo. Caiga al sur o hacia el norte, el árbol queda 
donde ha caído. 4Tanto mirar los vientos, que no se siembra; tanto mirar las nubes, que no se siega. 

5Si no entiendes cómo un aliento entra en los miembros en un seno preñado, tampoco entenderás las obras de Dios, que lo hace todo. 6De mañana siembra tu semilla y a la tarde no cruces los brazos, pues no sabes cuál de las dos siembras resultará o si las dos tendrán igual éxito.



Juventud y vejez


7Dulce es la luz y los ojos disfrutan viendo el sol. 8Por muchos años que viva el hombre, que los disfrute todos, recordando que los años oscuros serán muchos y que todo lo que viene es vanidad. 9Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón y de lo que atrae a los ojos; y sabe que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo. 10Rechaza las penas del corazón y rehúye los dolores del cuerpo: niñez y juventud son efímeras.



11,1-6 Si algo acepta y aconseja Qohelet es disfrutar del fruto del propio trabajo. Luego hay que trabajar para obtener ese fruto. Ahora bien, la correspondencia entre trabajo y resultado no es mecánica, la proporción no es matemática, el éxito no es seguro. ¿Luego no vale la pena trabajar?

La inseguridad es de dos filos: una empresa arriesgada -el comercio marítimo- tiene éxito, una empresa normal se expone a múltiples riesgos; las nubes hacen crecer el árbol, el viento lo derriba, nubes y viento siguen sus leyes, entre firmes y caprichosas.


El varón no sabe exactamente cuándo su mujer va a concebir o cómo entra la vida en el feto, ¿cómo va a saber el plan misterioso de Dios, que da y sustenta toda vida? La conclusión de Qohelet es positiva: hay que trabajar afrontando el riesgo y con esperanza.

11,1-2 Algunos autores interpretan estos dos versos como recomendación a ser caritativos.

11,3 Por la terminología recuerda 1,5-7.

El árbol caído no se levanta para repetir su ciclo (pero léase Job 14).

11,5 Sobre el misterio de la concepción y gestación pueden leerse Sal 139; Job 10; 2 Mac 7,22.

11,7-8 Al acercarse el autor al final de su libro, adopta un tono lírico, melancólico, como un adiós a la vida. A pesar de los límites y el desengaño, ama intensamente la vida, la siente más entrañablemente cuando se va a acabar. ¿Es mejor el final que el comienzo (7,11)? Es mejor punto de vista para apreciar y valorar.


Luz y sol son motivos simbólicos. Que el recuerdo de la noche que se aproxima haga más intenso el disfrute de lo que queda. La muerte, la noche, se anticipa en vida, en un crepúsculo que es vida mezclada de muerte, por eso hay que gozar de la juventud, que es el mediodía, el sol en cenit, antes de que sea demasiado tarde.


El primer consejo no es muy convencional (véase Nm 15,39). El juicio de Dios no significa castigo por haber gozado, sino más bien lo contrario: quien no aproveche el plazo dará cuentas de su negligencia. El juicio de Dios invita a gozar de la juventud; cada cosa tiene su sazón (3,1). La fugacidad de niñez y juventud es su "vanidad". 

CAPÍTULO 10.


10 2La mente del sabio va a su derecha, la mente del necio va a su izquierda; 3el falto de seso va por su camino llamándolos necios a todos.

4Si el que manda se enfurece contra ti, tú no dejes tu puesto, pues la calma cura errores graves. 5Hay un mal que he visto bajo el sol, un error del que es responsable el soberano: 6el ignorante ocupa puestos altos mientras nobles y ricos se sientan abajo, 7he visto esclavos a caballo mientras príncipes iban a 
pie como esclavos.
8El que cava una fosa caerá en ella, al que agrieta un muro le morderá la culebra, 9el que remueve piedras se lesionará con ellas, el que corta leña se herirá con ella.
10Si el hierro está embotado y no se afila antes, hay que hacer mucha fuerza: y sale mejor con maña; 11Si la serpiente no se deja encantar y pica, de nada vale el encantador. 12El sabio gana estima con sus palabras, el necio se arruina por lo que habla, 13su exordio es una necedad, su conclusión un terrible absurdo. 14El necio charla sin medida, pero el hombre no sabe lo que va a pasar, pues ¿quién le informa de lo que va a suceder? 15La fatiga del necio lo rinde porque no acierta con el camino de la ciudad.

16¡Ay del país donde reina un muchacho y sus príncipes madrugan para sus comilonas! l7Dichoso el país donde reina un noble y los príncipes comen cuando es hora y no ponen su valentía en beber. 18La holgazanería derrumba el techo y brazos caídos derriban la casa. 19Disfrutan celebrando banquetes y el vino les alegra la vida, y el dinero responde de todo.
20No hables mal del rey ni por dentro, no hables mal del rico ni en tu alcoba, porque un pajarito les lleva el cuento y un ser alado les cuenta lo dicho.

10,2-3 Izquierda y derecha tienen aquí la valoración común a muchas culturas: "diestro, adiestrar, destreza, siniestro .." El necio no sólo va por mal camino, en mala dirección, sino que además es incapaz de saberlo y llama necios a los que no van con él. La última frase "es necio" resulta ambigua en hebreo: algunos la aplican al sujeto y traducen: "va diciendo (mostrando) a todos que es un necio". Es posible que el autor haya buscado irónicamente la ambigüedad.

10,3 Prov 13,16.

10,4 Compárese con 8,3 y Prov 16,14. Para la última frase, véanse Prov 14,30 y 15,4.


10,5-7 Se trata de una situación que podemos llamar revolucionaria y que el autor contempla con ojos de clase alta: a ignorante se opone noble y rico, el caballo es para la nobleza. El autor no comenta ni observa las consecuencias, nada más señala con el dedo la situación equivocada y echa la culpa al 

soberano (véanse Prov 30,21-23 y 19,10).

10,8-9 Si tomamos 8 en sentido ético, equivale a "quien la hace la paga": Sal 7,16; 9,16; 57,7; Prov 26,27. Si lo tomamos, como 9, en sentido físico, nos habla de los peligros inherentes al trabajo de los artesanos: en la destreza se tercia la suerte: 9,11 s.

10,11 Véase Eclo 12,13.

10,12 ¿Contradice a 9,11? No del todo.
Aquí afirma que la sabiduría trae prestigio, allí afirmaba que el efecto no es seguro, porque se pueden terciar otros factores. Además aquí el proverbio funciona como miembro de una antítesis. El original podría leerse como frase ingeniosa: "los labios del necio lo devoran", pero el verbo bl' estaba lexicalizado. Véanse Prov 14,3; 18,7.

10,14 El encaje del verso en el contexto es dudoso. El futuro trae el desenlace y da perspectiva (7,8); como el hombre no lo conoce, debe moderarse en lo que dice; pero el necio, habla que te habla, empieza mal y acaba peor. Por implicación, el sabio es consciente de su ignorancia (8,7).

10,15 Parece expresión proverbial que concuerda con lo precedente: como no sabe el camino, se echa a andar sin norte ni término y sólo consigue fatigarse. Camina en vano como hablaba en vano.

10,16-17 Véanse Is 3,4 y 5,11. El final del v. 17 es dudoso.

10,18 Si continúa lo precedente, denuncia la holgazanería de los jefes. Podría ser un proverbio independiente, al estilo de Prov 20,4; 21,25.

10,19 Como continuación de lo precedente, el proverbio denuncia a los jefes que gastan el dinero en comilonas. Cambiando una vocal, la última frase se puede leer como interrogativa: "¿responderá el dinero de todo?"

10,20 Véase Sab 1,10. y recuérdese nuestro "las paredes oyen". La imagen del ave pertenece al original hebreo. 

CAPÍTULO 9-10,1.


Consejero real


9 1 He reflexionado sobre todo esto y he llegado a esta conclusión: aunque los justos y los sabios con sus obras están en manos de Dios, el hombre no sabe si Dios lo ama o lo odia. 2Todo lo que tiene el hombre delante es vanidad, porque una misma suerte toca a todos: al inocente y al culpable, al puro y al impuro, 
al que ofrece sacrificios y al que no los ofrece, al justo y al pecador, al que jura y al que tiene reparo en jurar. 3Esto es lo malo de todo lo que sucede bajo el sol: que una misma suerte toca a todos. El corazón de los hombres está lleno de maldad: mientras viven piensan locuras y después ¡a morir!
4¿Quién es preferible? Para los vivos aún hay esperanza, pues vale más perro vivo que león muerto. 5Los vivos saben ... que han de morir; los muertos no saben nada, no reciben un salario cuando se olvida su nombre. 6Se acabaron sus amores, odios y pasiones, y jamás tomarán parte en lo que se hace bajo el sol. 
7 Anda, come tu pan con alegría y bebe contento tu vino, porque Dios ya ha aceptado tus obras; 8lleva siempre vestidos blancos y no falte el perfume en tu cabeza, 9disfruta la vida con la mujer que amas, todo lo que te dure esa vida fugaz, todos esos años fugaces que te han concedido bajo el sol; que ésa es tu suerte mientras vives y te fatigas bajo el sol. 

10Todo lo que esté a tu alcance hazlo con empeño, pues no se trabaja ni se planea, no hay conocer ni saber en el Abismo adonde te encaminas.
11 Otra cosa he observado bajo el sol: que no depende el correr de la agilidad, ni la batalla de la valentía, ni de la habilidad tener pan, ni la riqueza de ser avisado, ni la estima del saber, sino que siempre se tercia la ocasión y la suerte. 12El hombre no adivina su momento: como peces apresados en su red, como pájaros atrapados en la trampa, se enredan los hombres cuando un mal momento les cae encima de repente.

Más vale maña que fuerza

13Otra cosa he visto bajo el sol, y fue para mí una gran lección: había una ciudad pequeña, de pocos habitantes; l4vino un rey poderoso que la cercó, montó contra ella fuertes piezas de asedio; 15había en la ciudad un hombre pobre, pero hábil, capaz de salvar la ciudad con su destreza, pero nadie se acordó de aquel pobre hombre. l6Y me dije: sí, «vale más maña que fuerza», sólo que la maña del pobre se desprecia y nadie hace caso de sus consejos. 17Y eso que se escuchan mejor las palabras tranquilas de un sabio que los gritos de un capitán de necios. l8Más vale maña que armas de guerra.

Proverbios varios

l8bUn solo fallo echa a perder muchos bienes, 10 1una mosca muerta echa a perder un perfume, una pizca de necedad cuenta más que mucha sabiduría.


9,1-3 Justos y sabios están en manos de Dios, pero ¿de qué sirve saberlo? La frase es ambigua: puede ser positiva, "Dios protege", y negativa, "nadie escapa de Dios" Además parece que Dios se complace en oscurecer el enigma asignando la misma suerte sin distinción a todos los hombres.

9,1 Algunos hacen al hombre sujeto de amar y odiar.

9,2 Jurar devotamente por el Señor y ofrecerle sacrificios debidos o voluntarios no sirve frente a la muerte, el hombre no puede forzar la retribución, al menos frente a la muerte fracasa (Sal 49,8-10).

9,3 Véanse 1,17; 2,12; 8,11; Jr 17,9.

9,4-6 Hay un refrán que dice la ventaja de los vivos sobre los muertos (4c): saben y esperan. Qohelet lo comenta irónicamente. Saber es de doble filo: por un lado, anticipa la muerte con su certeza y quita sentido a la vida; por otro, enseña al hombre a disfrutar de esta vida limitada.

9,5 El verso juega con la aliteración de salario y recuerdo (sakry zkr'): el recuerdo es la paga después de la muerte.

9,7 Los posesivos "tu pan, tu vino" pueden indicar "el que tú te has ganado" y también "el que te toca". De ambos modos, un límite a la ambición de adquirir y poseer. Es dudoso el sentido del verbo "aceptar". Aquí parece decir que Dios acepta el trabajo del hombre sensato y lo remunera con el disfrute sencillo. Se excluye el afán de seguir realizando empresas o de exigir a Dios mayor retribución (2,26).

9,8 Blanco es color festivo. Sab 2,6-7 parece aludir a estos consejos.

9,9 En otro contexto, Prov 5,18.

9, 18b-1 0,1 Comienza una serie de proverbios desligados, al estilo de algunas colecciones del libro de Proverbios, o comentados, al estilo del Eclesiástico. Faltan los verbos de confesión personal "he observado, he comprendido, saqué la conclusión etcétera", excepto en 10,5.

Comienza con un refrán comentado sobre la relación del bien y el mal. No cuantitativa, el mal como sustracción (cfr. 7,20), sino cualitativa: un poco estropea un mucho; lo cual tiene aplicación en muchos valores humanos. La bondad en general, la sabiduría en particular. El texto del último verso es dudoso. 

viernes, 3 de agosto de 2012

CAPÍTULO 8.


Consejero real

8 1¿Quién como el sabio?, ¿quién sabe interpretar un asunto? La sabiduría serena el rostro del hombre cambiándole la dureza del semblante. 2yo digo: cumple el mandato del rey, pues juraste ante Dios; 3no te turbes ante él, pero cede; no resistas a su amenaza, porque puede cumplirla. 4La palabra del rey es soberana, ¿quién le pedirá cuentas de lo que hace? 5El que cumple sus mandatos no sufrirá nada malo.
6El sabio atina con el momento y el método, pues cada asunto tiene su momento y su método. El hombre está expuesto a muchos males, 7porque no sabe lo que va a suceder y nadie le informa de lo que va a pasar. 8El hombre no es dueño de su vida ni puede encarcelar su aliento; no es dueño del día de la muerte ni puede librarse de la guerra. Ni la maldad librará a su dueño. 9Todo esto lo he observado fijándome en todo lo que sucede bajo el sol, mientras un hombre domina a otro para su mal.

Retribución

10También he observado esto: sepultan a los malvados, los llevan a lugar sagrado, y la gente marcha alabándolos por lo que hicieron en la ciudad. 11Y ésta es otra vanidad: que la sentencia dictada contra un crimen no se ejecuta enseguida; por eso los hombres se dedican a obrar mal, 12porque el pecador obra cien veces mal y tienen paciencia con él. Ya sé yo eso: «Le irá bien al que teme a Dios, porque lo teme», 13y aquello: «No le irá bien al malvado, el que no teme a Dios será como sombra, no tendrá larga vida». 14Pero en la tierra sucede otra vanidad: hay honrados a quienes toca la suerte de los malvados, mientras que a los malvados les toca la suerte de los honrados. Y esto lo considero vanidad. 15Yo alabo la alegría, porque el único bien del hombre es comer y beber y alegrarse; eso le quedará de sus trabajos durante los días de su vida que Dios le conceda vivir bajo el sol.

El destino humano

16Me dediqué a obtener sabiduría observando todas las tareas que se realizan en la tierra: los ojos del hombre no conocen el sueño ni de día ni de noche. 17Después observé todas las obras de Dios: el hombre no puede averiguar lo que se hace bajo el sol. Por más que el hombre se fatigue buscando, no lo averiguará; y aunque el sabio pretenda saberlo, no lo averiguará.


8,1-9 Un sabio, consejero de un rey: véanse Prov 16,14; 19,12; 20,2; 25,3. Es un rey a quien se presta juramento de lealtad por Dios (2), que tiene poderes casi divinos (cfr. Sal 135,60), autoridad absoluta (cfr. Job 9,12). Ben Sira considera privilegio del sabio ser consejero real (Eclo 39,4); Qohelet duda.
El sabio aconseja, pero no decide ni ejecuta. El poder del rey puede ser fatal (9). Al sabio le queda la capacidad de discernir el momento oportuno: cuándo intervenir, cuándo ceder, cuándo obedecer. Sólo que ambos están sujetos: al límite inevitable y al plazo imprevisible de la muerte, a la ignorancia del futuro.

8,1 Véanse Eclo 13,25 y 19,29. El "rostro propio" o el del rey.

8,2 Véase Sab 6,3.

8,3 La dificultad del verso consiste en cortar bien sus piezas. En cualquier alternativa de traducción se aconseja tacto y respeto frente al rey: difícil ser consejero de tales reyes cuando hay que obedecer y callar para salvar la vida y el puesto.

8,4 Sab 12,12.

8,5-6 Recoge la doctrina de 3,1-8 aplicada a la situación.

8,6-7 Véase 3,22.

8,8 Afirmación general desarrollada en cuatro enunciados. Encarcelar el aliento es conservarlo, no dejarlo salir, lo cual sería morir, expirar.

8,9 Sin embargo, aunque el hombre no es dueño de su vida, otro hombre puede adueñarse de él. La última frase es de una ambigüedad inquietante: "para su mal", ¿de quién?, ¿del dominador?, ¿del dominado?, ¿o simplemente del hombre en cuanto tal? Qohelet parece indicar que el poder absoluto
es una desgracia para el hombre.

8,10-14 Objeciones contra la doctrina de la retribución tomadas de la experiencia: el principio de la retribución no es universal y sufre muchas excepciones (14), si se apela a una retribución diferida, la dilación invita a la maldad (11).

8,10 Creo que "lugar sagrado"; se refiere al cementerio (camposanto). Después de haber oprimido a los súbditos, los poderosos mueren y les dedican elogios fúnebres. Recuérdese Le 22 25 .

8,11 No se trata de un acto ocasional, sino de una actitud, de una entrega al mal. Lo cual implica que sólo el castigo refrena al hombre.

8,12-13 Dos sentencias simétricas, correlativas tradicionales. Vease 7,15; Jr 15,15. 8,13 ls 3,10s.

8,14 No se puede planear la propia vida puramente en términos de retribución. Qohelet no invita al mal, constata su realidad. Al mismo tiempo disuade de una ética calculadora.

8,15 Recomienda, en cambio, el disfrute sencillo, proporcional al propio trabajo y no a una contabilidad de buenas obras.

8,16-17 Acciones del hombre sobre la tierra, acciones de Dios bajo el sol. ¿Se distinguen o se identifican? Si las distinguimos, tenemos los dos temas dominantes del libro: acción y contemplación. Por una parte, el hombre activo, que pierde el sueño por sus empresas; por otro lado, el hombre reflexivo, que desea comprender el plan y la acción de Dios. Ambos fracasan, cada uno a su modo: el primero porque se niega el disfrute y el descanso, el segundo porque no conseguirá su propósito. 

CAPÍTULO 7.


Más vale.


7 1Más vale buena fama que buen perfume y el día de la muerte que el del nacimiento. 2Más vale visitar la casa en duelo que la casa en fiestas, porque en eso acaba todo hombre; y el vivo, que se lo aplique. 3Más vale sufrir que reír, pues dolor por fuera cura por dentro. 4El sabio piensa en la casa en duelo, el necio piensa en la casa en fiesta.


5Más vale escuchar la reprensión de un sabio que escuchar la copla de un necio, 6porque el jolgorio de los necios es como crepitar de zarzas bajo la olla. Eso es otra vanidad. 7Las presiones perturban al sabio y el soborno le quita el juicio. 8Más vale el fin de un asunto que el principio y más vale paciencia que arrogancia. 9No te dejes arrebatar por la cólera, porque la cólera se aloja en el pecho del necio. 10No preguntes: ¿Por qué los tiempos pasados eran mejores que los de ahora? Eso no lo pregunta un sabio.
11Buena es la sabiduría acompañada de patrimonio, y mejor es ver la luz del sol. 12A la sombra de la sabiduría como a la sombra del dinero; pero aventaja la posesión de la sabiduría porque da vida a su dueño.
130bserva la obra de Dios: ¿quién podrá enderezar lo que él ha torcido? 14En tiempo de prosperidad disfruta, en tiempo de adversidad reflexiona: Dios ha creado los dos contrarios para que el hombre no pueda averiguar su fortuna. 18Lo bueno es agarrar lo uno y no soltar lo otro, porque el que teme a Dios, de todo sale bien parado.


Honradez y sabiduría


15De todo he visto en mi vida sin sentido: gente honrada que fracasa por su honradez, gente malvada que prospera por su maldad. 16No exageres tu honradez, ni apures tu sabiduría: ¿para qué matarse? 17No exageres tu maldad, no seas necio: ¿para qué morir malogrado? 19La sabiduría hace al sabio más fuerte que diez jefes en una ciudad. 20No hay en el mundo nadie tan honrado que haga el bien sin pecar nunca. 

21No hagas caso de todo lo que se habla ni escuches a tu siervo cuando te maldice, 22pues sabes muy bien que tú mismo has maldecido a otros muchas veces.

23Todo esto lo he examinado con método pensando llegar a ser sabio, pero me quedé muy lejos. 24Lo que existe es remoto y muy oscuro: ¿quién lo averiguará?


La mujer


25Me puse a indagar a fondo buscando sabiduría y recta valoración, procurando conocer cuál es la peor necedad, la necedad más absurda, 26y descubrí que es más trágica que la muerte la mujer cuyos* pensamientos son redes y lazos y sus brazos cadenas. El que agrada a Dios se librará de ella; el pecador quedará sujeto en ella. 27Mira lo que he averiguado -dice Qohelet- cuando me puse a averiguar paso a 
paso: estuve buscando sin encontrar. 28Si entre mil encontré sólo un hombre, entre todas ésas no 
encontré una mujer. 29Mira lo único que averigué: Dios hizo al hombre equilibrado, y él se buscó preocupaciones sin cuento.







7 La primera parte de este capítulo se distingue por la serie de proverbios del tipo "más vale" comentados. La forma responde a una valoración comparativa que puede ser de extremos y de grados. Dominan las polaridades y entre ellas el valor del sufrimiento para la reflexión.

7,1 Comienza con un marcado juego de palabras que la traducción española imita de lejos: "fama-perfume"; el contrario es la mala fama, un "apestar", según Ex 5,21.

El primer proverbio puede ser cita, el segundo es propio de Qohelet y recoge lo ya indicado en 4,2. ¿Se relacionan los dos versos? "Más vale la fama", pero la fama se decide al final de la existencia ( Eclo 11,27s). El buen nombre no se gana al nacer, por herencia, sino con la totalidad de la vida.

7,2 Parece continuar el pensamiento. En el banquete el hombre se pierde en el goce momentáneo, provisional; en el duelo el hombre se enfrenta con su destino (Eclo 38,22). Ahora bien, la conciencia de la muerte da profundidad e intensidad a la vida.

7,3 Juega con la oposición exterior-interior. Y afirma el valor saludable de las penas, que hacen reflexionar.

7,4 Se trata de un pensar interesado, con deseo y gusto. Así, el necio se engaña a sí mismo, el sabio gana en autenticidad.

7,5-6 El primer refrán es tradicional: Prov 13,1.18.15,31-32; 17,10. El comentario del autor es una excelente imagen subrayada con ingenioso juego sonoro.

7,7 Pero ni siquiera ese reproche saludable está asegurado, porque también el sabio está expuesto al soborno y traiciona su misión (como los profetas de Miq 3,5). El soborno no destruye la inteligencia y el saber, sino el juicio. Se diría que Qohelet lucha para no dejarse sobornar por la popularidad, para mantenerse incómodamente anticonformista.

7,8 Variante genérica del v. 1. Véase 1 Re 20,11. El original juega con el mismo sustantivo, "viento, aliento" (ruh), al que se aplican dos dimensiones: aliento largo es paciencia, aliento alto es soberbia.

7,9 Véanse Prov 14,29; 15,18, 16,32.

7,10 Primero, el autor ha explicado que todo retorna o se repite; segundo, no se puede juzgar de la etapa presente hasta que no haya cumplido su ciclo. Así que ese juicio del pasado es necio, y es peligroso porque aleja del presente, de su disfrute. Debe completarse con 12,1.

7,11-12 El texto es difícil: especie de debate ingenioso, difícil a fuerza de concisión. En esquema: buena es A, como lo es B y mejor es C; buena es A, igual que B, pero A contiene C. A = sabiduría, B = dinero, C = 
vida (cfr. Eclo 40,18-27). El v. 12 responde a la sabiduría tradicional (Prov 16,16) más que a otros dichos del autor (2,14-16).




7,13 La expresión es audaz, pues se espera exactamente lo contrario; véanse 1,15; 7,29; Job 8,3; 19,6; 34,12. Torcida es la condición humana, tal como la ve Qohelet, y lo más grave es que hay que aceptarla como es, sin rebelarse ni intentar cambiarla. Torcida es la correlación entre bondad y fortuna, maldad y desgracia; el hombre puede observar la correlación irregular, torcida, pero ni puede predecir el resultado individual ni forzar una correspondencia derecha. Torcido es el proceso del tiempo histórico; no es lineal, recto y previsible, oscila de la fortuna a la desgracia; aun reconociendo la alternancia básica, el hombre no puede predecir el momento próximo ni modificar el curso de los acontecimientos.

7,14 "Fortuna / desgracia" es una polaridad fundamental (cap. 3,1-9). La asimetría de los verbos "disfrutar / ver, reflexionar" es clave del sentido. La fortuna no ofrece perspectiva, porque se agota en el disfrute, la desgracia permite observar los dos tiempos, de fortuna y de desgracia, ofrece perspectiva.

7,15-23 A la bina fortuna-desgracia sigue ahora una doble bina: honradez-maldad, sabiduría-necedad. En varios puntos siguen un patrón idéntico o análogo, en un punto falla la analogía. Podemos verlo en un esquema:

honradez excesiva daña (16), es imposible (20)
sabiduría excesiva daña (16), es imposible (23)
maldad excesiva daña (17) necedad daña (17)
por el contrario:
alguna maldad puede aprovechar (15) 

alguna sabiduría aprovecha (19); finalmente:

la aceptación combinada es necesaria y ventajosa (18),
es respeto de Dios.

La honradez excesiva es una que el hombre quiere establecer a fuerza de puños, no aceptando lo irremediable de las caídas. Sabiduría excesiva es pretender comprenderlo y explicarlo todo.

7,15 Otros traducen: "en su ... , a pesar de su ... "

7,18 Traslado aquí el v. 18, que cobra así sentido: compárese con Job 2,10; Eclo 11, 25. Agarrar y no soltar es expresión plástica, algo paradójica, que inculca la aceptación.
Otra teoría de los contrarios en Eclo 33, 14-15.

7,19 Lo dicho no niega el valor de la sabiduría, el presente refrán lo dice expresamente; véanse Prov 21,22; 24,5.
Los "diez jefes" formaban un consejo de gobierno en algunas ciudades griegas y palestinas de la época.

7,20 Véanse Prov 20,9; 1 Re 8,46; Eclo 19,16.

7,21-22 Aplican el principio enunciado: en el hablar no pueden faltar deslices, injurias. Cada uno lo sabe por sí mismo. Por lo cual no hay que tomar demasiado en serio cuanto se dice. El autor quita importancia incluso a sus propias palabras, por si alguien se ofende; acepta esa condición ''torcida'' del lenguaje humano sin empeñarse en enderezarla.

7,23 La sabiduría como órgano de indagación y como objeto que se pretende (1,13). Hay una sabiduría trascendente inalcanzable, Prov 30,3; Job 28. Compárese con la actitud optimista del fingido Salomón en Sab 7-8.

7,24 Por el verbo "alcanzar, averiguar" (yimsa) este verso empalma con el v. 14c. Su alcance parece ser universal: incluso lo que nos parece próximo y patente encierra una profundidad inalcanzable. Compárese con Sab 9,16.

7,25 Comienza un nuevo "giro" de reflexión ponderando el esfuerzo denodado del autor. El texto es difícil y se podría interpretar también: "hasta conocer que la maldad es necedad y la necedad locura". Es difícil determinar hasta dónde se extiende la nueva sección.

7,26-29 La primera serie está dedicada a la mujer, tema frecuente en la literatura sapiencial (Prov 5; 7; 31; Eclo 25-26. etc.).
El sentido de la pieza depende radicalmente de una partícula relativa en el v. 26. Si se toma como predicativa, incluye a todas las mujeres y significa un veredicto terriblemente pesimista; se trataría de una de esas generalizaciones que se pronuncian después de una experiencia amarga, "todas son iguales 

(cfr. Eclo 25,13; 42,13s)". Si se toma como determinación, "la mujer que ... ", se refiere a un tipo determinado, el mismo que condena la tradición sapiencial. En Cant 8,6 el amor se compara con la muerte en sentido positivo; la muerte "amarga" (1 Sm 15,32).


El bueno y el pecador como en 2,26. Se podría especificar: el que sabe gozar con dominio y el que se entrega sin freno. Eso indicaría un poder de seducción en la mujer que el varón hace fatal.

7,26 * = O: la mujer, pues sus ...

7,28 "Entre todas ésas": limitando el enunciado a las que presentan dichos rasgos negativos. Sujeto del verbo buscar es napshi = el apetito, no libbi = la mente; apurando el sentido, diríamos que un amigo, un hombre cabal, lo encuentra entre mil, una esposa no la encuentra (cfr. Prov 31,10).

7,29 Leyendo este verso en el contexto precedente: en lo que toca a las relaciones del hombre con la mujer, Dios ha hecho al hombre recto, pero el hombre con sus cálculos y malas artes se ha torcido.