sábado, 4 de agosto de 2012

CAPÍTULO 12.


12 1 Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: «No les saco gusto». 2Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado. 3Ese día temblarán los guardianes de casa y los robustos se encorvarán, las que muelen serán pocas y se pararán, las que miran por las ventanas se ofuscarán, 4las puertas de la calle se cerrarán y el ruido del molino se apagará, se debilitará el canto de los pájaros, las canciones se irán callando, 5darán miedo las alturas y rondarán los terrores. Cuando florezca el almendro y se arrastre la langosta y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre marcha a la morada eterna y el cortejo fúnebre recorre las calles. 6Antes de que se rompa el hilo de plata, y se destroce la copa de 
oro, y se quiebre el cántaro en la fuente, y se raje la polea del pozo, 7y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio.


8Vanidad de vanidades -dice el Predicador-, todo es vanidad.


Epílogo


9El Predicador, además de ser un sabio, enseñó al pueblo lo que él sabía. Estudió, inventó y formuló muchos proverbios; 10el Predicador procuró un estilo atractivo y escribió la verdad con acierto.
11Las sentencias de los sabios son como aguijadas o como clavos bien clavados de los que cuelgan muchos objetos: las pronuncia un solo pastor.
12Un último aviso, hijo mío: nunca se acaba de escribir más y más libros, y el mucho estudiar desgasta el cuerpo.

13En conclusión, y después de oírlo todo, teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es ser hombre; 14que Dios juzgará todas las acciones, aun las ocultas, buenas y malas.


12,1-8 Frente a la valoración de la vejez en Israel, Qohelet la contempla con tristeza y melancolía. El sentido es claro en conjunto, dudoso en varios detalles. Después de una introducción explícita (1) viene una serie cósmica de meteoros (2) con valor simbólico; sigue la visión de una morada o una granja (3-4) con sus variados personajes; alusiones oscuras entre dos franjas realistas (5), dos imágenes domésticas preparan el enunciado final explícito (6-7), y cierra un colofón (8).



12,1 Es la única vez que el autor usa el término Creador: su recuerdo servirá para aceptar y aprovechar la suerte asignada y los tiempos establecidos. No son malos los tiempos, sino el anciano que no puede disfrutar de ellos.

12,2 La vejez, una noche sin estrellas, un invierno sin sol.

12,3 En el cuadro doméstico, los guardianes pueden ser los brazos y los robustos o valientes pueden ser las piernas o los hombros. Es claro que muelen los molares y dientes y que miran por las ventanas los ojos. Es una casa en que va faltando la vida.

12,4 Las puertas son los oídos, ¿o los labios? (cfr. Eclo 22,27) La acción de moler es masticar; o se para el molino: cfr. Jr 25,10

12,5 Verso dudoso. El almendro florido parece referirse a las canas del anciano; la langosta arrastrándose sería la agilidad juvenil perdida, aunque bastantes comentaristas piensan que se refiere a los órganos sexuales; la alcaparra excitaba el apetito (¿de comer o sexual?).

12,6 Hilo y copa, cántaro y polea son objetos domésticos que asumen valor simbólico. El cántaro que saca el agua del pozo de la vida y la polea que asegura el retorno del agua del manantial no son difíciles de entender. El hilo, ¿es de vestir o de colgar?; la copa, ¿es de beber o de alumbrar? Los griegos hablaban del hilo de la vida que hilan y cortan las parcas.

12,7 Esto no implica supervivencia ni inmortalidad del alma, es simplemente la imagen de Sal 104,30. Véanse 3,21 y Sal 90,3.

12,8 El colofón repite el comienzo (1,2) enmarcando todos los giros de la reflexión. Ahora suena con mayor fuerza y convicción, casi como testamento del pensador.

12,9 Al final del libro, como en la solapa o en la tapa posterior, un editor (alumno respetuoso) ha añadido esta nota biográfica. No le interesa decir cuándo nació o murió su maestro ni dónde vivió, le interesa su profesión y reseñar brevemente sus méritos. Compárese con Eclo 37,22-23. Después describe el género literario y el trabajo de composición. "Proverbio" es la designación más genérica: quizá aluda a 1 Re 5,12 (Salomón). Los tres verbos ponderan la artesanía literaria laboriosa.

12,10 La tarea artesana busca dos cosas: enseñar y agradar. "Omne tulit punctum qui miscuit utile dulcl" (Horacio). ¿Hay algo de apologética en esta nota del editor? Aunque inconformista, Qohelet dijo la verdad; si agrada su estilo, no vale quedarse en él.

12,11 "Aguijadas": el libro ofrece una verdad agradable en la forma, pero agresiva en la intención. Así son las sentencias de los sabios, que espolean y guían al ganado, pinchando un poco. "Clavos": bien clavados en la mente o en la memoria, leves y firmes, pero que aguantan mucha carga de sentido.
El "único pastor': o es el autor -continuando la metáfora de las aguijadas y los aperos colgados-, o es Dios como fuente última de la sabiduría.

12,12 Podría leerse como nueva recomendación del libro por el editor: frente a los muchos libros, más vale quedarse con uno importante. Además, no hay que exagerar la sabiduría (7,16.23) ni el estudio; hay que sacar fruto del trabajo y disfrutarlo.

12,13 El editor abandona la presentación y recomendación del autor para añadir algo por su cuenta. Algo que no concuerda fácilmente con las ideas de Qohelet; se parece más a Ben Sira. El "hombre" se encuentra entre dos sentencias sobre Dios: sus mandamientos por delante, su juicio por detrás. Es su puesto, según el editor.



12,14 Sal 58,12; Rom 2,16. 

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