viernes, 3 de agosto de 2012

CAPÍTULO 6.


6 1Yo he visto bajo el sol una desgracia que pesa sobre los hombres: 2Dios concedió a un hombre riquezas y bienes de fortuna, sin que le falte nada de cuanto puede desear; pero Dios no le concede disfrutarlas, porque un extraño las disfruta. Esto es vanidad y dolencia grave. 3Supongamos que un hombre tiene cien hijos y vive muchos años: si no puede saciarse de sus bienes, por muchos que sean sus días, yo afirmo: mejor es un aborto, 4que llega en un soplo y se marcha a oscuras, y la oscuridad encubre su nombre; 5no vio el sol ni se enteró de nada ni recibe sepultura, pero descansa mejor que el otro.
6Y si no disfruta de la vida, aunque viva dos veces mil años, ¿no van todos al mismo lugar? 7Toda la fatiga del hombre es para la boca, y el estómago no se llena. 8¿Qué ventaja le saca el sabio al necio, o al pobre el que sabe manejarse en la vida?* 9Más vale lo que ven los ojos que los deseos vagabundos. También esto es vanidad y caza de viento.
10Lo que ha sucedido estaba determinado, y se sabe que el hombre no puede enfrentarse con uno más fuerte. 11Cuantas más palabras, más vanidad: ¿qué saca en limpio el hombre? 12¿Y quién le dice al hombre lo que va a pasar después bajo el sol?


6,1-2 Si el hombre no puede disfrutar de sus riquezas, es peor tenerlas y aun recibirlas de Dios. ¿Cómo no se lo concede Dios? Con culpa o sin culpa del hombre: por enfermedad, desgracia (5,13), ruina, muerte, o por culpa del afán insaciable del mismo hombre (2,26).

6,3 Pasa a dos bendiciones clásicas desde el tiempo patriarcal: la vida larga y muchos hijos; exagera el caso con cierto dejo amargo. La vida larga no satisface, porque siempre será limitada, y el límite relativiza el valor; lo que cuenta es disfrutar dentro de los límites normales. En cuanto a los hijos, el autor no parece reconocer la satisfacción paternal de ocuparse de ellos, el disfrute de verlos disfrutar. Traslado al v. 5 la cláusula sobre la falta de sepultura.


6,4-5 La comparación con el aborto es también extrema y tiene antecedentes en Jr 20 y Job 3; 10. La vida breve del aborto es un mal puramente negativo: "no ha visto, no se entera ... ", mientras que la vida vacía del otro es un mal positivo. El soplo (= vanidad, hebe) se hermana con la oscuridad. El nombre 
es la existencia personal reconocida en la sociedad. "Llega, se va" son los dos verbos de las generaciones sobre la tierra impasible (1,4).

6,6 Véanse Gn 25,8 y 35,29. Ningún patriarca antediluviano llegó a los dos mil años, la cifra es fantástica y sirve para reforzar el supuesto (véase Eclo 41,43).

6,7 Comienza otro giro. La vida es tarea, y la tarea cotidiana tiene como fin conservar la vida: ¿no es un círculo vicioso? Cada día vivimos trabajando para seguir viviendo, ¿para qué? Empleamos las fuerzas en conservar las fuerzas; sabiendo que nos vencerá la debilidad, que el estómago nunca se llenará definitivamente. Véase Prov 16,26.

6,8 La segunda parte del verso es muy discutida. La traducción propuesta supone la proporción sabio / necio = rico / pobre.

6,9 El ver incluye aquí el disfrute, como en 1,8, contra 5,10. Pero es que los ojos no se cansan de ver (1,8) y por ello excitan el viaje inagotable y agotador de los deseos.

6,10 Es la idea ya expuesta: las suertes están en manos de Dios y frente a él es impotente el hombre. Cabe otra interpretación basada en la fórmula hebrea "dar nombre, llamar, nombrar" Según esta interpretación, habría que traducir: "Lo que ha existido tiene un nombre y lo conocemos: es Adán, y no puede contender con uno más fuerte que él". Pero véase Gn 32,26-32.

6,11 Puede ser una reflexión irónica sobre la propia reflexión: tanto discurrir y hablar, ¿para qué?, ¿no está multiplicando con sus palabras la vanidad que denuncia? Ecl 2,23; Prov 3,24.

6,12 De momento el autor sigue hablando, pero ya no afirma nada, se contenta con lanzar preguntas sin respuesta. La imagen de la sombra es conocida: Sal 102,12; 109, 23; Job 8,9; 14,2; 17,7. 

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