viernes, 3 de agosto de 2012

CAPÍTULO 4.



4 1También observé todas las opresiones que se cometen bajo el sol: vi llorar a los oprimidos sin que nadie los consolase, sin que nadie los consolase del poder de los opresores; 2y llamé a los muertos que ya han muerto más dichosos que los vivos que aún viven, 3y mejor que los dos el que aún no ha existido, porque no ha visto las maldades que se cometen bajo el sol.

Trabajo

4Observé todo el esfuerzo y el éxito de las empresas: es pura rivalidad entre compañeros. También esto es vanidad y caza de viento. 5Es que «el necio cruza los brazos y se va consumiendo». 6Sí, pero «más vale un puñado con tranquilidad que dos con esfuerzo».
7Otra vanidad descubrí bajo el sol: 8hay quien vive solo, sin compañero, sin hijos ni hermanos; trabaja sin descanso y no está contento con sus riquezas: «¿Para quién trabajo yo y me privo de satisfacciones?» También esto es vanidad y dura tarea.
9Mejor dos juntos que uno solo: tendrá buena paga su fatiga. 10Si uno cae, lo levanta su compañero. Pobre del solo si cae: no tiene quien lo levante. 11Más: si se acuestan juntos, se calientan; uno solo, ¿cómo se calentará? 12Si a uno solo lo pueden, dos juntos resistirán: el cordel triple no se rompe fácilmente.

Sabiduría.

13Más vale mozo pobre y hábil que rey anciano y necio, que no acepta avisos: había nacido pobre durante su reinado, 14y salió de la cárcel para reinar. 15Observé a todos los vivientes que se movían bajo el sol, estaban de parte del hijo que le sucedió; 16y aunque su predecesor tuvo súbditos innumerables, los sucesores no se alegran de su rey. También esto es vanidad y caza de viento.

Votos y promesas

17Vigila tus pasos cuando vas a la casa de Dios: «la obediencia es más aceptable que los sacrificios» de los necios, que obran mal sin darse cuenta.

4,1 Pero precisamente explotación y opresión se oponen a dicho principio. Por la explotación, el que no trabaja disfruta del esfuerzo ajeno, impone trabajo y roba disfrute. Y como el oprimido es más débil, se queda sin el menudo consuelo de la vida sencilla; y esto no se lo da Dios.

4,3 El verbo significa ver y sufrir o experimentar.

4,4-12 Dos reflexiones sobre el valor del trabajo en relación con otros valores humanos. En ambas el autor cita o imita refranes tradicionales para apoyar su reflexión.

4,4-6 En la primera se examina el valor del trabajo en relación con el compañerismo. El autor generaliza: el motor de tanto esfuerzo es la envidia y la rivalidad. Uno no sabe disfrutar tranquilamente de su trabajo mientras vea que el colega trabaja y rinde más. Así se inicia una fiebre de competición que destruye el compañerismo. Inútil defender semejante trabajo con el viejo proverbio contra los holgazanes -no consumen lo que producen, sino a sí mismos-, pues otro proverbio lo corrige.

4,7-12 El segundo caso es un hombre sin familia ni compañero. No tiene que trabajar para mantener a otros ni tiene que repartir con otro el resultado. Así puede dedicar todo el esfuerzo a sí mismo, puede acumular sin medida. Cuando lo indicado era reducir el esfuerzo a la medida de la necesidad. Más grave: con ese trabajo solitario y codicioso, el hombre se priva de otros bienes que nacen de la colaboración y el compañerismo. Tres proverbios o sentencias lo confirman: alzar al caído, calentar al aterido, defender al desvalido.

4,13-16 La tradición dice que la sabiduría ayuda a triunfar en la vida, aun en casos extremos y extremo es el caso que propone el texto: un joven, plebeyo, encarcelado y un rey neciamente seguro en su trono. Sucede un cambio de fortuna, debido en parte a la habilidad del joven, y la multitud sigue su partido. Hasta aquí el triunfo de la sabiduría.

Pero Qohelet abarca más en el tiempo y ve a los sucesores que se desvían del nuevo rey. A lo mejor ha repetido el proceso del precedente. Y el supuesto triunfo de la sabiduría resulta vanidad.
El texto hebreo ofrece una serie de dificultades, en parte por el uso ambiguo de los posesivos, en parte por las alusiones elípticas.

4,17-5,6 El autor se pone polémico al hablar del culto. No por hacer muchas promesas o votos a Dios va uno a cambiar el curso de los sucesos; y haciendo muchas promesas, quedarán no pocas sin cumplir; y dejando varias sin cumplir, uno se carga inútilmente de pecados. Ser religioso es respetar a Dios. Sobre los votos: Nm 30,3, Dt 23,22-24.

4,17 El principio tradicional dice que la obediencia vale más que los sacrificios (1 Sm 15,22; Os 6,6). Qohelet especifica irónicamente "sacrificios de necios". O sea, no ponderados, inoportunos; también los sacrificios tienen su tiempo. Interpreto la última frase de acuerdo con 5,5b. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario